
Hirosi Katsuro y Akemi Nito están sentados como budas en el espigón del Lago Roca, con la mirada perdida en el horizonte. Llegaron de Japón con sus motos al cabo de seis meses de rodaje porque querían conocer la Argentina y la ciudad más austral del mundo, una aventura solo posible para hombres jóvenes y audaces. Hablan bastante bien español, porque se prepararon con tiempo para la travesía en Latinoamérica.



En 1903, el penal de Puerto Cook, fue trasladado a Ushuaia, donde los prisioneros debían trabajar ya sea en su panadería, en los talleres o en la recolección de leña. En la actualidad es uno de los puntos turísticos más visitados. Otro atractivo es el Tren del Fin del Mundo que utiliza en su recorrido por el Parque Nacional las vías que utilizaban los presidiarios para el traslado de la leña.

Los paisajes del parque son una sucesión de contrastes: bosques de lengas y ñires que en otoño se tiñen de rojos intensos, turberas que cubren los suelos como alfombras esponjosas, ríos y lagos glaciares que reflejan las montañas nevadas, y una costa recortada que se adentra en bahías, ensenadas y fiordos. La Bahía Lapataia, punto final de la mítica Ruta Nacional 3, es uno de los lugares más fotografiados del país: allí, el camino terrestre termina literalmente en “el fin del mundo”.

El ecosistema del parque es tan diverso como frágil. Entre los mamíferos nativos se destacan el guanaco, el zorro colorado fueguino y el escurridizo huillín, una nutria en peligro de extinción. En el aire, decenas de aves acompañan la experiencia: carancas, cauquenes, rayaditos, carpinteros gigantes, albatros y macaes conviven en un equilibrio delicado. Las especies vegetales, por su parte, han aprendido a resistir al viento, al frío y a los suelos pobres de esta región subantártica.
El senderismo es la mejor forma de conocer el Parque Nacional Tierra del Fuego. Hay más de 40 kilómetros de caminos y sendas bien señalizadas que atraviesan bosques, valles, lagos y miradores naturales. Entre los recorridos más populares están el Sendero de la Costa, que une la Ensenada Zaratiegui con Bahía Lapataia siguiendo la línea del mar, y el Sendero Hito XXIV, que llega hasta la frontera con Chile bordeando el lago Roca (también conocido como Acigami).
El parque también invita a otras experiencias: canoas y kayaks por los lagos y ríos, pesca deportiva en temporada, avistaje de aves, y paseos fotográficos en los que cada rincón parece una postal. Quienes buscan una conexión más íntima pueden acampar en áreas habilitadas y despertar rodeados del silencio verde del bosque fueguino.

En invierno, el paisaje cambia por completo. La nieve cubre los senderos y las montañas, y aunque algunos sectores permanecen cerrados por seguridad, el parque conserva un magnetismo especial: caminar por sus bosques nevados o contemplar el Canal Beagle desde un mirador solitario es una experiencia que se recuerda para siempre.
El Tren del Fin del Mundo es una de las atracciones más emblemáticas de Ushuaia y una experiencia única que combina historia, naturaleza y paisaje. Se trata del ferrocarril más austral del planeta, que antiguamente transportaba a los presos del penal de Ushuaia hacia los bosques cercanos para cortar leña. Hoy, convertido en un paseo turístico, recorre unos 7 kilómetros dentro del Parque Nacional Tierra del Fuego, siguiendo parte del antiguo trazado original. El tren funciona con locomotoras a vapor y vagones panorámicos que permiten apreciar cascadas, montañas y bosques patagónicos. Los visitantes pueden abordar en la Estación Fin del Mundo, disfrutar de un relato histórico durante el recorrido y descender en la Estación Parque Nacional para continuar la visita al área protegida, ya sea en excursiones organizadas o por cuenta propia.

El Parque Nacional Tierra del Fuego fue creado con un propósito claro: proteger los ecosistemas australes y su biodiversidad. Aquí conviven bosques, turberas, costas marinas y ambientes de montaña que cumplen funciones ecológicas vitales, como la regulación del agua y la captura de carbono. Sin embargo, enfrenta desafíos: la presencia de especies exóticas, como el castor canadiense introducido en el siglo pasado, y los efectos del cambio climático amenazan el equilibrio de su entorno.


