El espacio fundado por la inolvidable Ruth Benzacar celebra su 60º aniversario, confirmando que, al igual que el primer día, sigue siendo un espacio de vanguardia, experimentación y compromiso con las nuevas generaciones de artistas.

La obra de Ernesto Ballesteros en la actual sede de la galería
La galería Ruth Benzacar, dedicada al arte contemporáneo argentino e internacional, nació en el hogar de su fundadora, la inolvidable pionera Ruth Benzacar (Buenos Aires, 1932-2000). La tradición y el legado familiar continúan con las directoras actuales, con su hija Orly Benzacar y su nieta Mora Bacal quienes con constancia e inteligencia exhiben a consagrados y emergentes. Éstas, saben que el camino de una galería se construye con el concurso de una suma de actores, con los integrantes del circuito artístico. Así, reunieron en un memorable festejo a los artistas, coleccionistas, directores de instituciones culturales, curadores y críticos que, con su creatividad y apoyo, cimentaron su prestigiosa trayectoria.
Una celebración
En un país, como la Argentina, con tantas discontinuidades esta es una fecha digna de festejar. La influyente galería es protagonista fundamental en la promoción del arte local y, en ese sentido, las palabras de sus directoras durante el agasajo fueron de agradecimiento y reflexión. “En estos 60 años, la galería Ruth Benzacar no sólo ha sido testigo de la historia argentina, sino que la ha atravesado y desafiado. Sobrevivimos a cambios de gobiernos, crisis económicas y momentos de incertidumbre, siempre con la convicción de que el arte es una fuerza transformadora. Hoy, más que nunca, seguimos apostando al futuro con la misma pasión y compromiso que nos trajo hasta aquí”, destaca Orly Benzacar, directora de la galería desde el 2000.
Tercera generación a cargo de la dirección, Mora Bacal se sumó a la gestión como co-directora en 2009 y reflexiona en torno a los cambios del mundo y de la galería. “Hoy necesitamos dar lugar a nuevas narrativas, generar diálogos intergeneracionales y transdisciplinarios, abrirnos a la experimentación y a la incorporación de nuevas voces, manteniendo la frescura y el compromiso de siempre”.
Sinónimo del arte argentino, tanto aquí como en el exterior, la galería inició un programa especial de actividades para evocar su rica historia, que concluirá a fin de año con la edición de un libro.
No es obra de la casualidad que sus artistas hayan sido asiduamente invitados a participar en las más importantes citas del arte global, en bienales y ferias de arte. Por caso, desde 2001, siete de los 12 envíos nacionales a la Bienal de Venecia han sido de artistas representados por la galería como, entre otros, Leandro Erlich, Adrián Villar Rojas, Guillermo Kuitca (actualmente exhibe su trabajo en Malba).
El próximo mes de noviembre la galería presentará una exposición que celebra y, según la curadora Sofía Dourron y la investigadora Belén Coluccio, revisita su historia “a través de obras, documentos y material audiovisual, generando un diálogo entre el pasado, presente y futuro del arte argentino”.
Ruth, la emprendedora
Como si hubiera intuido su cercano final, Ruth Benzacar insistió en ir todos los días a la edición 2000 de la feria arteBA, en La Rural. Incluso se quedó hasta la hora de cierre el último domingo de su vida, en aparente bienestar. Pero durante la noche se descompuso y falleció en la madrugada del 15 de mayo, en medio de la temporada más alta del mundo del arte, al que durante más de la mitad de su vida le dedicó sus mejores esfuerzos.
A su muerte, Ruth es la mejor galerista de Buenos Aires. Pero más, es una buena amiga, generosa con sus saberes, contribuye a la formación de muchos de los coleccionistas y periodistas culturales de la Argentina. Ruth suele estar cerca de las personas que frecuenta, con las que trabaja. Se interesa por sus vidas y quehaceres. Quienes no la conocen bien creen que simplemente hace relaciones públicas, pero en realidad Ruth “privatiza los vínculos” y se interesa genuinamente por los demás. Fundación Espigas publicó en 2005 un libro en su honor, en el que su biografía y la de la galería son una sola.

Ruth y Orly en la sede de la calle Florida
Cuatro sedes
La galería nació en 1965 en su vivienda de Caballito donde, por los vaivenes económicos familiares, decide comenzar a vender algunas obras de arte argentino que colecciona junto con su marido Samuel. Así, a los 32 años Ruth comienza a abrirse paso en un mundo donde tiene todo aprender. El living y los pasillos se pueblan de pinturas de su colección; luego vendrán las de otros. Primero visitan la casa los autores de las pinturas, los amigos y los buenos conocidos. Jóvenes matrimonios de profesionales, comerciantes y pequeños industriales van a esas veladas caseras y también disfrutan de sabrosas comidas orientales que cocinan Ruth y su madre Judith.
Su casa se convierte en un pequeño centro cultural, donde se discute sobre política y literatura, se ofrecen espectáculos musicales. Luego, en tertulias quincenales recibe a artistas visuales, críticos, escritores, músicos. Roberto Aizenberg, Juan Battle Planas, Juan Carlos Castagnino, Ernesto Deira, Jorge de la Vega, Antonio Berni, ofrecen charlas, conversan con el público.
Entretanto, Ruth estudia y aprende. Intuitiva, comprende la importancia de los medios de comunicación masiva. Visionaria, apenas dos años después de establecer su casa-galería, en 1967 viaja a Nueva York con un preciso audiovisual de 40 minutos, con 225 imágenes de obras de 20 artistas argentinos, como los ya citados más Carlos Alonso, Rogelio Polesello, Vicente Forte, locución en inglés y música de Astor Piazzola. Ruth sabe que la Argentina queda lejos de la capital del arte mundial, de la ciudad de los rascacielos. Allá va, visita galeristas famosos e ignotos, directores y asistentes de museos y de otras instituciones.

Ruth junto a su madre Judith
Aunque, a partir de la década del 70, Benzacar resuelve trabajar con el arte contemporáneo de la Argentina, nunca descarta las transacciones de piezas vinculadas con la modernidad y la tradición. Vende magníficas obras de Joaquín Torres-García, Alfredo Guttero, Rafael Barradas, Pedro Figari, Ernesto de la Cárcova, César Bernaldo de Quirós.
En 1975, la familia y la galería se mudan a un piso en un señorial edificio clásico de los años 30, en la calle Talcahuano, donde organiza cerca de 30 muestras individuales y colectivas. Para entonces, Ruth ya tiene una mirada más entrenada y refinada; se profesionaliza.

Año 1967. Ruth en una de las tantas reuniones sobre arte que supo llevar adelante en aquella época
En coincidencia con el advenimiento de la democracia y la renovación cultural que propició, en octubre de 1983 Ruth Benzacar Galería de Arte inaugura su sede de Florida 1000, debajo de la Plaza San Martin, con el proyecto arquitectónico del artista y arquitecto Luis F. Benedit. Tal como tituló la prensa, Ruth es “(…) una mujer que se atreve a modificar la geografía de Buenos Aires. Florida tendrá su número mil en un ingenioso espacio cultural”. La galería permaneció allí durante tres décadas.
Entonces, los artistas incorporan estéticas heterogéneas y el uso irrestricto de la reinante libertad intelectual. Ruth apuesta a convertir a todos los coleccionistas en conocedores de las propuestas actuales. La tarea no es pequeña. El arte es un fenómeno que se intercambia a precios a veces incomprensibles, entre los que deciden y quieren disfrutarlo. Pero en el caso del arte contemporáneo, los mecanismos de validación del arte son aún más intangibles como lo es el monto de su cotización.

La entrada de la icónica sede de la calle Florida
Ruth además conduce programas de radio y de televisión sobre artes visuales. Siente que el esfuerzo vale la pena y batalla intensa y pacientemente por sus artistas en subastas y foros internacionales. Ella sabe que su prestigio, que afortunadamente también recogió en vida, se halla ligado al de sus artistas.
Presente y futuro
Finalmente, en 2015, la galería se amplía y se instala en su actual sede en Villa Crespo, Juan Ramírez de Velasco 1287, con una exposición antológica de Liliana Porter. Es un gran galpón de 650 metros cuadrados y dos salas, que posibilitan nuevas formas de expresión y escala para la producción de los artistas actuales.

Mora Bacal y Orly Benzacar, nieta e hija de Ruth
Entre los más de 30 artistas representados hoy, Ana Gallardo y Marina de Caro inauguraron el calendario anual de exposiciones con obras que aúnan “arte, afecto y vida” y “amplían las fronteras del arte”.
Ayer como hoy, galería Ruth Benzacar aspira a estar en la avanzada del arte y sus directoras Orly Benzacar y Mora Bacal sueñan con grandes colecciones privadas. Saben que no pueden revertir la crónica escasez de fondos públicos para engrosar el patrimonio artístico de las instituciones. Reconocen que, en cierta forma, el coleccionista es el motor del avance artístico de un país. Como Ruth, creen sinceramente que el arte “es una de las formas de conocimiento humano más enriquecedoras”.