“En el centro del Corredor de los Andes, en la Comarca Andina del Paralelo 42°, Lago Puelo te espera para que disfrutes de una de las porciones más bellas de la Patagonia Argentina. Además de sus maravillosas vistas de la cordillera, las aguas cristalinas de sus ríos y lagos, y senderos que recorren sus bosques y montañas, se destaca por su riquísima oferta turística, gastronómica y cultural”.
Un párrafo en palabras de la Subsecretaría de Turismo que ¿alcanza? para resumir las bondades de una localidad que además cuenta con un Parque Nacional, de los pocos lugares de la Argentina donde se puede ver la selva valdiviana tan característica de Chile.
Sus inicios se remontan a 1621 con la llegada del conquistador español Juan Fernández, el primero en hacer pie en esta región y contactar a los aborígenes de raza poya, luego invadidos por los mapuches en la denominada «araucanización» de la Patagonia. Pasaron 263 años para el arribo del criollo Pedro Cárdenas, proveniente de Río Bueno -provincia de Osorno, Chile-, el primer “hombre blanco” en instalarse en lo que denominó «Valle Nuevo», creyendo haber encontrado un entorno ganadero en territorio chileno.
Actualmente, allí viven unas 10 mil personas -según el censo de 2022- quienes basan su economía principalmente en la producción de frutas finas (cerezas, frutillas, frambuesas) y la actividad turística.
En ese sentido, para indagar aún más en la historia del lugar, hay un “Sendero de los Antiguos Pobladores” que se transita durante un kilómetro. "Es el resultado del uso del territorio que hicieron los pioneros en tiempos pasados", cuentan sobre un camino que tiene siete postas y que ha sido declarado Patrimonio Histórico, Cultural y Natural como así también Paisaje Cultural.
A sólo 4 km. de la localidad de Lago Puelo aparece el Parque Nacional homónimo, que conserva más de 27 mil hectáreas de la ecorregión Bosques Patagónicos. Creado en 1971 como área protegida independiente -antes era un anexo del Parque Nacional Los Alerces-, en la zona del lago Puelo se manifiesta uno de los puntos más bajos de la cordillera, a unos 200 metros sobre el nivel del mar.
El clima particular debido a la humedad de lluvias y la influencia marina permiten que la selva valdiviana, próspera en la cordillera chilena, ingrese suntuosa a esta zona. La diversidad vegetal es llamativa ya que hay variedades que no están representadas en ninguna otra área natural: el avellano, el ulmo, el tique u olivillo, y el lingue. Además, posee bosques puros de pitra o patagua, los cipresales más extensos de la actualidad y es uno de los tres parques nacionales que protegen al alerce.
Entre las especies animales, se pueden encontrar aves como el picaflor rubí y el pato de los torrentes; y mamíferos como el huemul y el monito de monte. Entre los peces, la peladilla listada y entre los anfibios, la rana verde-dorada y el sapo de Pugin -que en Argentina sólo se encuentra en Lago Puelo-.
“La mejor forma de conocer el parque es a pie. Hay varios senderos de distinto nivel de dificultad y duración: entre los más cortos y fáciles están el Pitranto grande, inmerso en un bosque de pitras y arrayanes (1 km, 1 hora y media ida y vuelta), y El Chucao, que recorre el piedemonte del cerro Currumahuida (1,5 km, 1 hora y media ida y vuelta)”, cuentan desde Argentina La Ruta Natural. “El sendero al mirador del lago es un poco más exigente (900 metros con algo de desnivel, 2 horas ida y vuelta), aunque es ideal para visitarlo en familia. El circuito El Faldeo, Huella Andina, hacia El Turbio por El Desemboque y el sendero Los Hitos son los más largos del parque”, suman.
Para quienes tengan un entrenamiento medio y ganas de pedalear, la bicicleta es una buena opción para transitar por los caminos internos vehiculares, mientras que las cabalgatas son una gran alternativa para descubrir los senderos cordilleranos entre bosques, vadeando ríos y arroyos, y recorriendo la costa del lago color turquesa.
En el agua, las travesías en kayak son una alternativa perfecta. Eso sí: como el parque no cuenta con alquiler, quienes quieran llevar el suyo deben registrarse previamente -sin excepción- en el destacamento de Prefectura Nacional ubicado en el puerto. La zona habilitada para su práctica es el sector Este del Lago Puelo y es obligatorio el uso de chalecos salvavidas durante toda la actividad.
En cuanto a la pesca deportiva, se puede realizar del 1° de noviembre al 1° de mayo y es obligatorio tramitar el permiso en la Intendencia del Parque Nacional. Por su parte, La Playita es el único espacio habilitado para actividades balnearias: está en la cabecera norte del Lago Puelo y es una de las pocas playas arenosas de la región.
Las excursiones lacustres proponen navegar por las bahías arribando al nacimiento de los ríos Azul o Puelo, acariciar el límite con Chile o contemplar el área de reserva estricta e intangible de los Huemules.
Algunos tips importantes a la hora de visitar el lugar…
En auto, por el Norte, desde San Carlos de Bariloche se toma la RN 40 hasta El Bolsón: desde allí se conecta por la RP 16 (145 km). Por el Sur, desde Esquel, por la RN 40: pasando por la localidad de El Hoyo se arriba hasta el paraje “Cerro Radal”, donde se toma un desvío a mano izquierda por unos 4 km. hasta conectar con la RP 16 (155 km). Por las dudas, siempre es recomendable consultar el estado de las rutas.
¿En avión? A Bariloche y a Esquel llegan vuelos desde las principales ciudades argentinas. Incluso hay una conexión internacional con San Pablo, en Brasil.
Más info